La insuficiencia venosa crónica es la enfermedad vascular más frecuente. Afecta hasta un 30% de los adultos y a más de un 50% de los mayores de 50 años, siendo 5 veces más frecuente en la mujer.

 

Las venas, son conductos que conducen la sangre que regresa desde los tejidos hacia el corazón. Para que la sangre fluya en una sola dirección estos conductos están valvulados.

Sistemas venosos. Existen dos sistemas venosos o conjuntos de venas diferenciados: el superficial y el profundo. Estos sistemas se encuentran comunicados por las venas perforantes o comunicantes. El sistema superficial tiene paredes finas, se distribuye en forma de red y de forma variable de un individuo a otro. El sistema profundo contiene el 90% de la sangre venosa de las piernas y sus paredes son más gruesas y más resistentes a la distensión.

 

La circulación de la sangre dentro de las venas es ascendente (hacia el corazón) y centrípeta (de sistema superficial a profundo).

 

Para que la sangre se mueva contra la gravedad, la contracción de la musculatura de la pierna trabaja como una bomba que exprime las venas a las que envuelve.

Las varices.

 

Son venas que han desarrollado dilataciones permanentes presentando alargamiento y tortuosidades. Son la cara visible de la Insuficiencia Venosa Crónica.

 

Formación de las varices. El mecanismo principal es el fallo de las válvulas que impiden el reflujo de la sangre. Las válvulas pueden dañarse por traumatismos, por recanalización de un trombo, o por envejecimiento del sistema, causando dilatación de la vena y que las válvulas ya no cierren correctamente. El fallo de las válvulas causa el paso de la sangre en dirección inversa desde sistema profundo a superficial, aumento de la presión dentro de los vasos, y aparición de varices. El aumento de presión dentro de la circulación venosa causa daño en los vasos más pequeños (microcirculación) y secundariamente se produce exudación de líquido, edemas y mala oxigenación de los tejidos. Favoreciendo inflamación, infección, trombosis y muerte de tejidos que pueden causar úlceras.

 

Teleangiectasias o arañas vasculares: son dilataciones de venas o capilares intradérmicos.

 

Varices reticulares: venas de pequeño calibre dilatadas. Normalmente afectan a la cara externa del muslo, pierna, rodilla y hueco poplíteo.

 

Varices tronculares: son aquellas que afectan a la vena safena o sus afluentes.

 

Manifestaciones de la insuficiencia venosa crónica. Los síntomas son pesadez, dolor, prúrito, cansancio, calambres musculares e hinchazón. Estas molestias empeoran estando de pie y con el calor y mejoran al estirarse y con el frio.

 

Curiosamente la gravedad de las molestias no se correlaciona con el tamaño o la extensión de las varices y los presentan muchas personas sin problemas evidentes en la circulación venosa.

 

Los síntomas pueden agravarse con cambios hormonales como la menstruación, el embarazo, los anticonceptivos o el tratamiento hormonal sustitutivo en la menopausia.

 

Complicaciones de la insuficiencia venosa.

 

Cutáneas: pigmentación de la piel (dermatitis ocre), hemorragia, eccema varicoso, hipodermitis, celulitis, linfangitis, úlcera flebostática.

 

Vasculares: hemorragias, tromboflebitis superficial, trombosis venosa profunda, linfangitis.

 

Diagnóstico.

 

Exploración física, donde se deben inspeccionar los cambios cutáneos, asimetría entre las piernas, presencia de varices superficiales evidentes o profundas palpables, maniobras específicas con el paciente de pié.

 

Eco-Doppler: es la técnica de imagen estándar y necesaria para detectar el reflujo de la sangre en las venas, la presencia de trombos y estudiar al paciente antes de una posible intervención.

 

Tratamiento.

 

Medidas higiénicas, se recomienda perder peso, evitar periodos largos de bipedestación (estar de pié) y evitar también periodos largos de sedestación, emplear un calzado ancho y cómodo, evitando los tacones. Evitar el calor.

 

Ejercicios, flexionar los tobillos de forma repetida para ayudar al bombeo de la sangre mediante la musculatura. Elevar los pies hasta el nivel del corazón durante 15-30 min varias veces al día y dormir con los pies de la cama elevados unos 15 cms.

 

Compresión, ayuda a mejorar el retorno venoso y reducir el reflujo lo cual disminuye la presión en las venas y los edemas, retrasando la evolución de la enfermedad. Está indicada en todos los pacientes con síntomas de IVC o varices siempre que tengan buena circulación arterial (consulte con su médico).

 

- Medias de compresión elástica: existen de varios tipos en función del grado de compresión, ligera-moderada, normal y compresión fuerte. A mayor sintomatología o gravedad de las complicaciones mayor compresión se debe de aplicar. Deben de ponerse antes de levantarse de la cama, momento en el cual las venas están menos llenas. En la mayoría de casos será suficiente con medias cortas, hasta la rodilla y en caso de varices en el muslo se necesitarán medias más altas.

 

- Compresión inelástica: se trata de un envoltorio rígido que actúa sobre todo durante la contracción muscular. Se recomienda en los casos de mayor gravedad (úlcera venosa, síntomas rebeldes). Se trata de vendajes, la "manga de Unna", el sistema "Circ-Aid", y finalmente, para los casos más severos (edema grave, ulceración), las medias de compresión neumáticas que deben de usarse asociadas a otro sistema de compresión.

 

Fármacos, la pentoxifilina (400 mg/8 horas) es el fármaco más eficaz que se emplea asociado con las medidas previamente enumeradas.

 

La escleroterapia permite tratar teleangiectasias, varices de pequeño tamaño y varices de pequeño tamaño residuales tras una cirugía.

 

Cirugía. Existen diversas técnicas, siendo la más habitual la extracción de la vena safena y la ligadura de las venas perforantes incompetentes. Para indicar la técnica más apropiada buscaremos el consejo del especialista en Angiología y Cirugía Vascular.

 

 

 

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